De proyecto prestigioso a fracaso: cómo MindsEye lo perdió todo
Lo que se concibió como el gran regreso del antiguo creador de Grand Theft Auto, Leslie Benzies, terminó en un caos. «MindsEye» iba a ser el gran éxito de Build A Rocket Boy, un juego de acción con visión, tecnología y ambiciones narrativas. Sin embargo, tras su lanzamiento, poco quedó de las grandes promesas: críticas miserables, desastres técnicos y fans decepcionados convirtieron el título en uno de los mayores fracasos de los últimos años.
En Metacritic, la puntuación de los usuarios apenas supera los 2,4 puntos, un veredicto devastador. Y mientras que en Steam se acumulan antiguas reseñas con críticas masivas, las nuevas valoraciones suenan algo más conciliadoras, lo que, sin embargo, apenas cambia la impresión general. Sin embargo, internamente la situación llevaba tiempo en ebullición, como demuestra ahora una carta abierta firmada por más de 90 empleados, tanto actuales como antiguos.
Publicada conjuntamente con el sindicato IWGB Game Workers Branch, la carta está dirigida directamente a la dirección del estudio. Las acusaciones van desde la mala gestión y la falta de comunicación hasta la imposición sistemática de horas extras. En un pasaje central se dice lo siguiente:
«Estos despidos se han producido porque os habéis negado repetidamente a escuchar la experiencia de años de vuestra plantilla, lo que ha dado lugar a uno de los peores lanzamientos de videojuegos de la década».
Capítulo 2: Despidos, presión y silencio: el estudio al borde del abismo
Tras la debacle financiera y mediática, llegó la siguiente oleada de conmoción: según la carta abierta, entre 250 y 300 empleados fueron despedidos tras el lanzamiento de «MindsEye», muchos de ellos sin previo aviso. nbsp;Según informan antiguos empleados, ya en los meses previos al lanzamiento se exigían horas extras obligatorias: ocho horas de trabajo adicional a la semana con una compensación en tiempo libre de apenas siete horas.
El ambiente interno era tóxico, marcado por el miedo, la presión y la falta de reconocimiento. La «comunicación irrespetuosa» y la «falta de transparencia» son algunos de los puntos más mencionados. Mientras tanto, el estudio se ha mantenido en silencio hasta ahora.
Por su parte, la editorial IO Interactive tiró del freno de emergencia: El director ejecutivo, Hakan Abrak, anunció públicamente que «reevaluaría» el futuro del proyecto. Alex Hernández, el protagonista del juego, también expresó su decepción y preocupación por su carrera.
Lo que queda es un estudio con la reputación por los suelos y el espíritu de equipo destrozado, y un juego que se ha convertido en símbolo de lo rápido que las grandes ambiciones pueden acabar en desastre. Si Build A Rocket Boy tiene futuro tras «MindsEye» es más incierto que nunca.

