Superhéroe sin superpoderes, pero con corazón
Tras unos pocos minutos de juego, queda claro que Dispatch no es otro espectáculo de efectos especiales que apuesta por gigantescos jefes finales y ciudades voladoras. En cambio, todo comienza con un hombre destrozado: Robert Robertson, conocido como Mecha Man. Su traje de alta tecnología es historia, y sus músculos, por desgracia, también. ¿Qué le queda? Unos auriculares, una silla en la centralita de emergencias… y la misión de entrenar a villanos para que realicen hazañas heroicas.
El truco: el mundo puede tener superpoderes, pero la historia gira en torno a personas reales con problemas reales. Es precisamente así como el juego elude hábilmente la mayor debilidad del entretenimiento moderno de superhéroes. Series como varias producciones de «Marvel» o «The Boys» caen rápidamente en espirales de escalada cada vez mayores, en las que los personajes no son más que armas con personalidad.
Aquí, sin embargo, las emociones, las inseguridades y los encantadores fracasos ocupan un lugar central. Las decisiones no conducen a «explosión o no explosión», sino a momentos que pueden ser embarazosos, divertidos y desgarradores al mismo tiempo. Como reaccionó en voz alta un probador:
«Se me escapó un espontáneo «uf», todo el mundo conoce esas situaciones de las que solo se puede reír meses después».

Una sincronización que sería la envidia de cualquier serie de Netflix

Los primeros episodios , de unos 45 minutos de duración cada uno, demuestran lo que ocurre cuando los antiguos desarrolladores de Telltale disfrutan de total libertad creativa. La combinación de diálogos tranquilos, personajes dibujados con mimo y toques musicales crea una serie de calidad que se juega en lugar de verse. Las críticas de los periodistas especializados en videojuegos destacan precisamente eso: la auténtica emoción.
Por supuesto, no se trata solo de mirar: los jugadores gestionan las apuestas, suben de nivel a su equipo y viven momentos de acción que hacen que la acción sea palpable, pero sin resultar nunca aburridos. Aunque todavía se ve potencial para pulir algunos detalles, el equilibrio es el adecuado hasta ahora.
 
La conclusión provisional de la redacción resulta especialmente impresionante en Eurogamer:
«Con el cuarto episodio, tuve claro que este juego se convertiría en una de mis historias favoritas del año: cálida, divertida y sexy».
Cada semana se publican dos nuevos episodios, un ritmo similar al de una buena comedia de situación que hace que esperes con ganas el siguiente episodio. Y aunque la gestión de los «héroes villanos» a veces resulta estresante, todo parece un experimento deliberado: ¿qué pasaría si los superhéroes volvieran a ser humanos?

 